Se trata de una estructura muy apropiada para cubrir espacios arquitectónicos amplios con piezas pequeñas. Su geometría puede ser de simple o doble curvatura. En edificaciones modernas el término se aplica a estructuras de cubiertas curvadas, en las que el espesor es muy pequeño comparado con el ancho y el largo, también denominadas cáscaras o cascarones.
Tanto en las antiguas bóvedas como en las modernas la solicitación predominante en sus elementos es de compresión. Sus tensiones se asemejan a las de un arco, o un conjunto de arcos conformando una superficie.
Los materiales empleados en su construcción pueden ser de piedra, llamados dovelas, ladrillo, acero, hormigón armado, etcétera. Las dovelas pueden ir aparejadas "a hueso", esto es, sin trabazón, aunque lo habitual es que se unan con un material aglomerante o mortero.
En la Historia de la Arquitectura las bóvedas, de ladrillo o piedra, tuvieron un papel preeminente en la edificación que han perdido con la generalización de las técnicas y materiales de construcción modernos: primero el acero y después el hormigón armado han posibilitado edificaciones adinteladas de grandes luces, antes sólo abovedadas.
No obstante, las bóvedas de hormigón armado son utilizadas profusamente en ingeniería civil para construir galerías, túneles, cubiertas de grandes luces y, en general, todas aquellas obras donde los elementos trabajando a flexión resultan desventajosos desde un punto de vista técnico y económico.
No obstante, las bóvedas de hormigón armado son utilizadas profusamente en ingeniería civil para construir galerías, túneles, cubiertas de grandes luces y, en general, todas aquellas obras donde los elementos trabajando a flexión resultan desventajosos desde un punto de vista técnico y económico.
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